Ídolo

Ídolo
Morrissey

martes, octubre 10, 2006

Rodando

Tengo una bola dolorosa en mi antebrazo y otras tantas más pequeñas en varias partes de mi cuerpo. Ayer estuve en un parque, frente al reservorio de Cumbayá y fui devorada por antropófagos mosquitos enanos. Tomé tres o cuatro cervezas y dejé que el sol me aplastara contra la hierba la masa encefálica. Creo que me pasé de bacana cuando dije a todo el equipo de trabajo del Closing Time que yo entendía todo el guión, que no era confuso y pajero como decían, sino que tenía una lógica absoluta. Caí mal, estoy segura. Otros como Cecilia y Raúl -con quienes más afinidad tengo- pues no cambiaron sus sentimientos hacia mí. O al menos es el pajazo que yo me echo. Ayer, me insolé, tuve una reacción alérgica en la noche por los moscos esos y por último rodé la escena de Eva que saca una manzana de la refri. Yo era Eva y todo el rodaje pensé que debía verme feísima, que qué clase de Eva era yo cansada y ojerosa. Eva debía ser bella y enérgica, y yo solo era la sombra de mi sombra... Una semana de trabajo mental incesante, de trabajo físico, a veces lúdico a veces utilitario, me dejaron con un agotamiento que terminó en fiebre y escalofríos nocturnos. Y en ojeras moradas incorruptibles.
Me dejaré el próximo mes como mes sabático y dormiré hasta las once del día, para compensar mis articulaciones resentidas. Eva se llama Alba y mañana se junta con su Adán que se llama Rob y se besarán en un picado de diez pisos de altura, en el medio del mundo. Así que, ésta escena se rodará en el alba, a las cinco de la mañana. ¡Qué salvajada! Si yo ya estoy varios días con el piloto automático. Por eso todos estamos desarticulándonos en pura malanoche, y empezando a querernos o comenzando a odiarnos. Como sucede en todo colectivo. El secreto, ya se sabe, es matar lo más posible los egos contestatarios. Un ego camuflado o disfrazado, funciona bien.
Y entre los encuentros de la realidad y la ficción seguimos recolectando historietas de uno, historietas que hoy son de todos y que de largo me hicieron sentir desnuda el domingo. Yo, por bocona. Sí, ni modo, habría sido mejor un poker de prendas que soltar secretos...

No hay comentarios.: