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Morrissey

jueves, octubre 26, 2006

Sorín y el cine feliz

Yo aplaudo. Chao al realismo sucio. Chao al realismo intimista. Bienvenido el realismo ingenuo, casi hiperrealista, casi naturalista. El cine feliz.
Ayer en la noche fui a ver "El Camino de San Diego", la última película del director argentino Carlos Sorín. Él es un realizador que hizo plata en la publicidad y cuando ya solucionó su vida, se dedicó a hacer películas. Genial ¿No? Sus personajes son de una candidez provinciana inigualable. Son el ser puro y sin complicaciones extra de la modernidad, o de la post modernidad. Viven casi mimetizados con su entorno, su voz, su mirada, sus palabras, sus gestos son tan frescos como la naturaleza o el ambiente que los rodea. Sorín saca seres literales, no los convierte en nada, no los vuelve personajes de nada, no construye una película, construye un espejo mimético social y estético. Es la estética de lo descomplicado y lo feliz. La felicidad pura, la que no necesita aditamentos, la que es del día a día, la que resuelve la vida en un segundo. La que no conoce la tragedia subjetiva. Es la objetividad más linda que he visto. Seres objetivos, salidos de sus propias vidas, que no suben a un plató ni participan de una puesta en escena, sino que se representan a sí mismos en un proceso no cinematográfico. Son "actores" naturales que hasta llevan sus nombres de pila en la pantalla.
Sorín lanza teorías de plenitud e ingenuidad como un paquete inseparable. Y nos convence. La vida no puede ser tan mala para quienes los conceptos de la valoración de la existencia son tan simples como: Esto es bueno y esto es malo. En Historias Mínimas y Bombón el Perro, quizás haya un poco más de "riesgo" de mal, por así decirlo. Quizás sus personajes se ven más acercados a cierta desesperanza y desolación, o al choque de culturas e idiosincracias. Quizás encuentren sus antítesis en el camino. Pero sin embargo -aunque lo parezca- aunque sus sonrisas sean escasas y mesuradas, ellos no padecen de tristeza. No es tristeza lo que tienen, es una especie de nostalgia inconsciente con la que nacen. Nostalgia y aridez geográficas. Y Sorín es un gran retratista del hombre a través del entorno y su relación íntima con el mismo. En éstas dos películas el director representa la resequedad, el vacío y la soledad, (los espacios infinitos y abiertos de la Patagonia argentina) y les da un vuelco ingenioso y nunca antes visto a estos temas existencialistas por antonomasia. Los presenta como un modo de vida genuino, descomplicado y por sobretodo: Feliz. Pero de un feliz puro y de gestos frugales, no la felicidad contentona de la carcajada y la algarabía (aunque tiene sus escenas pero son más de contexto que de incidencia dramática. Y no por ello menos feliz.
Tati es así. Tati Benítez es feliz, el más feliz de todos quizás. Tati es pobre, vive en la selva de Misiones, al norte de Argentina. De esa Argentina que nunca se ve, que no tiene gente bonita ni europea, sino que se acerca mucho más a nosostros y nuestra estética (o una de nuestras estéticas, la del pobre). Gente morena, desarrapada, medio sucia, medio fea, desdentada a veces, pero sonriendo todo el tiempo y amaneciendo con el día. No como nosotros y la noche... Esa gente que quizás fue escogida por llamativa en el casting (A lo Fellini, guardando las distancias) está junta en ese lugar y vive ahí de verdad, no hay gratuidad en su escogitamiento. Ellos son parte del espacio geográfico, el cual quizás es presentado como un personaje más y está al mismo nivel dramático de cada gente que vemos aparecer.
"El Camino de San Diego", a mi parecer, es la obra más esperanzadora y brillante de Carlos Sorín. Brillante por luminosa y por ser la que mejor resuelve sus teorías. Además está el plus de la selva: Ya no hay la aridez ni el desasosiego del infinito paisaje desértico. El infinito de éste es de un barroco naturalista pero no exótico. No hay espacios por donde entre la desdicha. Está claro. Ahí está, éste es el mejor ejemplo de una película que lo muestra todo, que no tiene miedo de la antropología folclórica ni del paisajismo fatuo. Una película inteligente que sabe mostrar la realidad del entorno y su gente, la realidad del sujeto pero no desde sus cuestionamientos intrincados y subjetivos, sino desde sus acciones, desde sus relaciones, desde sus anhelos e ilusiones. Una película que no esconde nada porque es tan segura de lo que quiere decir, que su construcción jamás va a pasar por conceptos de exotismo. Bravo. Bravísimo.
No me gusta hablar de la trama, me cae mal y me parecen bastante mediocres aquellas seudo críticas de cine en donde el ochenta por ciento del artículo se la pasan en resumir la historia. No tendrán nada más que decir... En fin, diré que es un road movie, que tiene como objetivo la búsqueda de algo, como todo road movie. Y ese algo, más que material pues termina siendo espiritual. Pero tampoco se lo presenta así. Simplemente los anhelos no están en la carne sino en el alma. Tati ama a Diego Maradona y cuando éste enferma por drogadicto (lo cual a nadie le importó), decide ir a Buenos Aires en su busca para entregarle una "estatua" que en realidad es una escultura natural de una raíz que encontró en plena selva. La raíz de un árbol gigante talado que tiene la cara y la figura del diez. ¡Qué maravilla! Excelente decoración para el candor. Lo genial de Sorín es que no fuerza nada, las cosas se suceden de una manera tan fluida y sutil que nos deja sin cabos sueltos. En su travesía pasa lo que tiene que pasar sin más ni más. Y lo que pasa en este filme es como un abrazo cálido, es un SI gigante. Un SI.
Sorín es un respiro de alegría, no importa si es embustero y maqullista. Yo le creo. Yo quiero creer en la plenitud de la felicidad ingenua. La única que vale.
(Tienes que ver esta peli)

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo, una felicidad sin esconder en nada la realidad no tan feliz. Además, creo que Sorín busca en sus películas el efecto multiplicador de la bondad y la compasión bien entendida. Es que viendo eso hasta dan verdaderas, innatas ganas de ser bueno y de apreciar lo sencillo como lo más importante (y en verdad lo es). Es que hasta los guardias de seguridad son buena onda, sensibles, respetuosos y educados, y no quiero decir que por ser guardias o policías deberían ser lo contrario, no obstante pensaría que por la naturaleza su trabajo y por la circunstancia específica podrían estar muy cansados, estresados y neurotizados por vigilar, cuidar y recibir tantos regalos que los miles de simpatizantes llevaban a su ídolo Maradona. Y que decir del ciego, un colofón de generosidad y sobredosis de bondad a la vena y que también es bienvenido. Bravo yo también aplaudo este cine feliz y estoy convencido de que la felicidad genera felicidad, la solidaridad genera solidaridad (y buena falta que nos hace en este país equinoccial, tan luminoso pero terriblemente opacado) La desilusión, el resentimiento, el dolor, la violencia, el odio, el desgarro, la miseria en todo sentido que ha sido y seguramente seguirá siendo fórmula de éxito de gran parte del cine latinoamericano, me provoca dolor, desesperanza y máximo una reflexión de lo mal que estamos bla, bla, bla… Películas como las de Sorín generan más acción, verbo, ganas de hacer. Se puede percibir su efecto ya al salir de la sala de cine de mejor humor, tolerante, amigable con el prójimo, hasta con rica hambre y no asqueado de tanta sangre, en otras palabras positivo y no comido mierda con ganas de guardarse o de evadir (con trago o farra, o “profundas conversaciones” etc…) la “dura realidad”.

Dal, el precioso animalito que aparece en el bosque es un coatí o un cachorro de hormiguero. Y el buho me hizo recordar el cuento de las mariposas espejo de plata turquesa que hace poco te relaté. Detalles de ternura de la película que nos recuerdan los maravillosos seres con los que compartimos el planeta. "Sorín en esta peli esta en todo"

Alfredo.

Anónimo dijo...

una cosilla más, Sorín retrata o se concentra en el ser y no el producto en el que nos convertimos en respuesta al entorno y al paso del tiempo. Por eso nos lo creemos, pese a que los personajes aparezcan "demasiado buenos, sencillos o felices..."

alf

Dalila dijo...

"Totalmente de acuerdo", Una vez más Alfredo. ¡Qué autoreferentes que somos!

En fin, esta peli nos ha dejado maravillados de pureza, de candidez. ¡Qué bien! Ya no tengo mucho más que decir, salvo que disculparás por interrumpirte la película desde atrás para preguntarte qué animalito es ese!! Je je, hermoso animal, casi me muero de belleza y ternura al verlo, y al buho ese, una belleza absoluta, ya sabes, sí me has de haber oído exclamando. Increíble, Sorín está en todo, y muestra en el momento justo estas pequeñas capsulitas de animalitos, sin llegar a la obviedad. Incluso les da un peso dramático. Es simplemente genial.

losninjabrothers dijo...

eeeesa, el super comentario ahí.
No sabía que era posible analizar tanto una peli y pasarte mensajeando por celular durante la proyección de la misma... pero parece que lo logras.

P.