Ídolo

Ídolo
Morrissey

martes, abril 01, 2008

El efecto rebote

Pilar pilastra viga. Junto a una miseria siempre habrá otra. De ser cierta esta afirmación estaríamos conviviendo entre elásticos. Enredados en ellos. Porque el espíritu de la miseria es maleable y dúctil. Que es lo mismo. Sintiéndonos de cierta manera libres en nuestros movimientos, pero sin reparar en que estamos atrapados en esa docilidad de la tristeza…

Siempre hay un arrullo entre las cortinas. Cuando son cuerpos opacos no refractarios, ni siquiera la mínima refulgencia de una gota frente a la luz artificial de un foco de 20 watts impide que el sonsonete del llanto se convierta en un himno monotonal. A veces una octava de más. A veces perfecto. Hay una estructura escondida en la aridez nostálgica. Un sistema de riego que gira en círculos y no entiende de redundancias estériles. Nada se siembra, nada se cosecha. Pero no importa. Así es la tristeza, embaucadora y mimética.

Si la tristeza es un desierto barroco, la miseria es una iglesia vacía. Como ya lo decía Víctor Hugo, existen dos tipos de miseria: la del pobre y la del descorazonado. Conclusión más vana: miseria es tener poco o nada de algo. Nuevamente la ausencia funda la estrechez. Porque la carencia lo único que puede hacer instintivamente es anular. Sellar. Así, la miseria para existir, toma prestada la partitura a la tristeza. Se desborda en ella, y se hace parte de la cantiga. Una romanza pentatónica, entre arias de un laúd y una dulzaina. Es solo un símil sinestésico. Porque la miseria no puede ser más que una monofonía.

Finalmente esos ecos que se pretenden sinfonía son tan solo rebotes del sonido y sus ondas vibratorias. El tono es el mismo. No hay armonías en la miseria. La tristeza, por el contrario, canta en una escala descendente. Sus disonancias son choques de júbilo. Por eso hay momentos de plenitud en los que se prueba la resistencia del elástico. ¿Hasta qué punto se puede moldear sin romper? La adaptabilidad es patrimonio del desconsuelo.

Hay que reescribir la canción…

1 comentario:

Unknown dijo...

"Una partitura de la tristeza" Que frase para pegadora en este cielo de Madrid, infernalmente azul