Ídolo

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Morrissey

lunes, mayo 05, 2008

Regresando a la llacta

He retornado de mis vacaciones en Perú. Muchas sorpresas. En vista de los últimos acontecimientos, creo que no tengo nada políticamente correcto que decir. Hoy más que nunca me he dado cuenta de que me aburren inconmensurablemente Quito y su tibia cultura andino-mestiza.

Llegar a Perú fue como ver bien trazado aquello que siempre estuvo borroso. No diré más. Hay cosas que valen la pena aceptar, como que Huáscar no fue el malo de la película ni Atahualpa el hijo favorito de Huayna Cápac… pequeñas ingenuidades que hacen más tragable a la nimiedad. ¡Ah, la insignificancia!

Ser insignificante no es malo. Es aburrido. Pero ventajoso, si se le quiere sacar partido en ciertas circunstancias. Un viaje, por ejemplo. Es entonces cuando las posibilidades de diversión se vuelven casi infinitas. Porque de repente te encuentras con algo más que la plaza central en un domingo después de misa.

Ahora leo un artículo de Jorge Izquierdo en la revista virtual Hermano Cerdo y me ha causado gracia la sentencia de William Burroughs, en la cual se refiere a nuestro pequeño y hermoso país: “Que Perú se apodere de él y lo civilice”. Mejor recomiendo que lean el artículo completo y saquen sus propias conclusiones.

Sin embargo, no puedo evitar la sensación de sentirme viviendo “en el lugar de paso”. Seremos los eternos viandantes, entonces. Es la primera vez que tengo esta sensación de “no estar en nada”, porque aunque conozco algunos países de Latinoamérica y otros cuantos de Europa, nunca experimenté sensación similar. ¿Su origen? Los ecos de haber pertenecido a un imperio que nos dio de largo, y el pensar erróneamente que somos culturas similares. Nada más fuera de foco que eso.

En Perú se notan los cimientos. Esos que nos faltan. Nuestros trazos son tímidos y dudosos. Nos sabemos quiénes somos y es debido a algo más que la herencia indígena. Nunca más saltó tanto a la vista la ecuación tamaño/idiosincracia. Somos un pueblo cabizbajo y ambiguo, se nota la diferencia. No quiero con esto declarar una verdad, posiblemente me equivoque desde mi visión de “turista”. Pero de lo que sí estoy segura es de nuestra inminente parsimonia. Ok, ya lo sabíamos, en fin, esto fue simplemente una comprobación de lo evidente…

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