Ídolo

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Morrissey

martes, diciembre 01, 2009

Hablas demasiado


Miguel es el Silencio, Clara la Perfección. En esta ciudad hay espacio para dos más, porque sí, porque ella lo quiso, porque él -total- nunca estuvo ahí, dentro de los límites de la ciudad-conteiner.


Uno de mis temas favoritos literarios: la imposibilidad. Y dentro de eso, el embudo a la inversa. No el retroceso, no, simplemente una catarsis a la inversa. El adentro hacia afuera y la piel expuesta. Hablas demasiado casi lo dice todo de una generación con una dolencia endémica. La de no reconocerse en lo que es porque, en efecto, es casi nada y dentro de esa nimiedad hay poco que decir, mejor callar, mejor beber, mejor encontrar amor sin buscarlo, mejor dejar todo, hacer maletas y salir a ninguna parte. Con esa inutilidad tan simple de cambiar los converse por unos zapatos pico de pato. Y aunque suene a nada, hay historia. La de Miguel y Clara, tan bien dibujados por J.F.A que parecemos conocerlos de toda la vida. Clara no nos ama, nos usa, quizás abusa y se lo permitimos. Dejamos que nos enamore aún sin esperanzas, aún sabiendo que nuestras camisetas de los Ramones le calzarán bien tan sólo encima del colchón. No más. Y luego, las piernas cerradas y un abrázame no más. Mejor dormir. Y la gran lección: mejor ser feliz con el amor que se siente que con el que se recibe. Porque no se recibe y finalmente es mejor no esperar nada de nadie. Moraleja sacada de un filme que Miguel mira con su tire ocasional, la que lo ama, la que muere por él y aprende lecciones pop desde un reproductor de dvd. Con esa inutilidad tan simple de cambiar los converse por unos zapatos pico de pato.

Hablas demasiado es la primera novela de Juan Fernando Andrade, escritor y cronista de una generación casi ausente -hasta hoy- de las letras. Hoy, a mi criterio, entra por la puerta grande con esta novela que no se precia ni se jacta de nada, que es acertada y justa. Simple y clara. Entrañable, algo desoladora y bastante seductora. Una narración que se deja leer en un fluido coloquial, sin excesos, sin devaneos. Hablas demasiado va al punto y lo logra con sutileza. Un libro recomendado para todos.

Quisiera escribir más sobre esta novela, pero mi apuro era escribir algo, dejar sentado que es una obra que debe ser leída. Los comentarios vendrán después, ahora me falta el tiempo...






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